Versatilidad: La pizarra ofrecía un lienzo en blanco para cualquier tipo de contenido.
Economía: Su bajo costo la hacía accesible para instituciones educativas de todos los niveles.
Durabilidad: Con un mantenimiento adecuado, podía durar décadas.
Simplicidad: No requería conocimientos técnicos para su uso.
El impacto en la dinámica de clase
La pizarra fomentaba un estilo de enseñanza centrado en el profesor, donde este era el principal transmisor de conocimientos. Los estudiantes, por su parte, adoptaban un rol más pasivo, dedicándose principalmente a tomar apuntes y observar las explicaciones.